Ejemplos de uso:

• Clima más saludable y protección adicional para mascotas, plantas, inventario, así como para su uso en el trabajo y como hobby:
• Especialmente durante la temporada de calefacción, la humedad relativa a menudo cae por debajo del rango recomendado para los espacios habitables y de trabajo. Esto tiene un efecto desfavorable sobre el bienestar y la salud de las personas y los animales y también puede favorecer enfermedades del sistema respiratorio si el aire ambiente está permanentemente muy seco. Un clima demasiado seco también puede ser perjudicial para el inventario y las plantas. Este efecto puede contrarrestarse con nuestro humidificador.
• En el campo de la medicina humana, se recomienda una humedad equilibrada del aire ambiente. Sin embargo, especialmente en habitaciones cerradas, mal ventiladas y bien caldeadas, a menudo no se alcanzan estos valores, lo que puede provocar una disminución del rendimiento respiratorio y daños en la piel o las mucosas. Esto ocurre especialmente en invierno, ya que entonces el aire frío del exterior sólo tiene una humedad absoluta baja. Por lo tanto, debe volver a humidificarse con un humidificador después de que se haya calentado a temperatura ambiente, para que la humedad relativa no descienda demasiado.
• En zonas muy frías o en épocas frías del año o por la noche, el organismo humano suele mostrar un mayor consumo de líquidos, aunque más bien debería suponerse lo contrario debido a la falta de pérdida de líquidos a través del sudor. Esto se debe a la humidificación del aire seco inhalado y a la pérdida de agua asociada. Si el aire exterior frío se calienta durante la inhalación, su capacidad de vapor de agua aumenta y, por tanto, también disminuye la humedad relativa. Por el contrario, aumenta el déficit de saturación y la tendencia del agua líquida del tejido pulmonar a pasar al estado gaseoso agregado. En verano o cuando el aire ambiente es cálido, el aire inhalado apenas se calienta más y, por tanto, conserva su humedad relativa, que suele ser elevada. Si las pérdidas adicionales de agua a través de la sudoración no son demasiado grandes en este caso, la necesidad de agua del cuerpo es, por tanto, mayor en condiciones ambientales frías.
• El aumento de la humedad es beneficioso para la respiración, ya que el oxígeno llega más fácilmente al torrente sanguíneo a través de los alvéolos. La piel necesita una humedad del aire elevada para no resecarse, ya que está estrechamente ligada a la humedad cutánea. Las mucosas son especialmente susceptibles de resecarse, ya que tienen poca protección contra la evaporación y dependen de su elevada humedad para mantener sus funciones. Así, una baja humedad de la mucosa nasal puede provocar una mayor incidencia de hemorragias nasales. En general, la defensa inmunitaria de la piel se debilita (mayor riesgo de resfriarse) y se reduce su capacidad para intercambiar sustancias, lo que afecta especialmente a la mucosa oral. La susceptibilidad a la irritación o el enrojecimiento de la piel, o incluso a la inflamación cutánea, también aumenta con la baja humedad. Fuente: wikipedia